CCU crece hacia los Volcanes del Sur
Apenas se supo que CCU compraba la cervecería de la VII región Volcanes del Sur, los links con la noticia y los post en redes sociales fueron ampliamente compartidos. CCU compraría un 49,9% de la empresa de Quinamavida, y Kunstmann, filial del CCU, se quedaría con el restante 50,1%.
La empresa dueña de las marcas Cristal, Escudo y Heineken, lleva años comprando marcas más pequeñas del mercado nacional. En el 2000 compró Austral, luego siguió Kunstmann y desde esa filial ha entrado a otras como Szot, Guayacán o D’Olbek, y ahora se suma al listado la marca Volcanes del Sur.
¿Por qué se critica tanto este tipo de operaciones o por qué se ve con tan malos ojos? Se lee en los comentarios en Twitter una diversidad de argumentos, pero prima un sentir de que “donde compra CCU, echa a perder el producto” (dicho aquí más elegantemente que en la red social del pajarito).
Esto no necesariamente es así. Si bien los que venden aprovechan de hacer cash-out (sacar plata para ellos, los socios), generalmente estas operaciones vienen asociadas con mayor inversión en la empresa para renovación de equipos, aumento de capacidad y tecnología, acceso a expertos y laboratorios para mejoras en calidad, estabilidad y estandarización, así como acceso a financiamiento, redes de distribución y plataformas de difusión masiva, entre tantos otros beneficios y posibilidades que una marca pequeña solo puede llegar a soñar.
Lo criticable en estas operaciones es la mayor concentración de mercado y el eventual atentado a la libre competencia que pueda existir, en particular en un rubro donde son pocas las marcas que se vislumbran como emergentes. Pero no nos perdamos: es destacable que negocios que parten chicos, muchas veces solo como un sueño, puedan crecer y construir una marca valorada, la que finalmente, con toda legitimidad, los dueños, pueden decidir vender en parte o en su totalidad, haciendo de su negocio, ahora sí, un negocio.
La columna de Juan Zhuo